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"Inteligencia Artificial y equidad: cerrando o ampliando la brecha digital" por Sebastián Aguirre Boza
La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un motor de transformación en nuestra sociedad, con el potencial de redefinir la manera en que interactuamos con el mundo y entre nosotros. Desde la educación hasta la atención médica, la IA ofrece soluciones innovadoras que pueden mejorar la eficiencia, personalizar experiencias y abordar problemas complejos. Sin embargo, esta revolución tecnológica también plantea preguntas críticas sobre su impacto en la brecha digital, accesibilidad y uso de estas nuevas tecnologías.
En este contexto, es fundamental analizar si la IA está cerrando o ampliando la brecha digital desde una perspectiva social. Por un lado, la IA puede facilitar el acceso a recursos educativos y servicios de salud, permitiendo que comunidades desfavorecidas se beneficien de tecnologías que antes estaban fuera de su alcance. Por ejemplo, plataformas de aprendizaje adaptativo pueden ofrecer educación personalizada a estudiantes en áreas remotas, mientras que sistemas de diagnóstico impulsados por IA pueden mejorar la atención médica en regiones con escasez de profesionales.
Por otro lado, la implementación de la IA también puede exacerbar las desigualdades existentes. Aquellos con acceso limitado a la tecnología y la capacitación necesaria para utilizarla pueden quedar aún más rezagados. La falta de infraestructura adecuada y la exclusión digital pueden impedir que ciertos grupos se beneficien de los avances que la IA promete, ampliando así la brecha digital.
La inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de cerrar la brecha digital al ofrecer acceso a recursos educativos y servicios de salud a comunidades desfavorecidas. Plataformas de aprendizaje en línea, como Khan Academy, y aplicaciones de telemedicina permiten que personas en áreas remotas accedan a educación personalizada y atención médica, mejorando así su calidad de vida y oportunidades. Además, herramientas como chatbots facilitan la resolución de problemas, brindando asistencia a quienes no tienen acceso a atención al cliente tradicional.
Sin embargo, la IA también puede ampliar la inequidad si no se implementa de manera equitativa. La falta de acceso a tecnología avanzada y a capacitación en habilidades digitales puede dejar a ciertos grupos en desventaja, impidiendo que se beneficien de los avances tecnológicos. Además, los sesgos en los algoritmos pueden perpetuar desigualdades existentes, afectando negativamente a comunidades vulnerables en distintas áreas. Por lo tanto, es crucial desarrollar políticas que aseguren un acceso equitativo a los beneficios de la IA para promover una sociedad más inclusiva (1).
Beneficios de la IA para la equidad digital
La importancia de promover la equidad en el uso de la IA radica en la oportunidad de utilizarla para facilitar el acceso a servicios esenciales como la educación, la salud y las finanzas entre otros. Por ejemplo, en el ámbito educativo, plataformas de aprendizaje adaptativo como “Khan Academy” utilizan algoritmos de IA para personalizar la experiencia de aprendizaje de los estudiantes. Estas plataformas analizan el rendimiento de los estudiantes y ajustan el contenido y la dificultad de las lecciones en tiempo real, permitiendo que cada estudiante avance a su propio ritmo. Esto es especialmente beneficioso para aquellos que pueden tener dificultades en un entorno de aula tradicional. También la IA en el sector salud puede ayudar a superar limitaciones en el acceso a servicios médicos. Plataformas como “Babylon Health” ofrecen consultas médicas virtuales mediante chatbots impulsados por IA, permitiendo a los usuarios describir sus síntomas y recibir recomendaciones sobre el tratamiento. Esto es valioso en áreas rurales donde los servicios de salud son escasos. En el ámbito financiero, la inclusión es esencial para el desarrollo económico de las comunidades desfavorecidas. La IA facilita el acceso a servicios financieros mediante soluciones que eliminan barreras tradicionales. Por ejemplo, plataformas como “Kiva” utilizan IA para evaluar la solvencia de deudores en comunidades desfavorecidas, permitiendo que personas sin acceso a crédito tradicional obtengan préstamos. Por otra parte, en ámbito de la accesibilidad hay tecnologías impulsadas por IA diseñadas para apoyo a personas discapacitadas como “Amazon Alexa” y “Google Assistant” que han sido adaptados para ayudar a personas con discapacidades visuales a acceder a información y servicios. Estas tecnologías permiten a los usuarios interactuar con dispositivos y obtener información sin necesidad de una interfaz visual (2).
Con estos pocos ejemplos sobre salud, educación, medicina y finanzas se puede vislumbrar el potencial y el beneficio de la IA para la sociedad y sus distintas comunidades, la importancia de la inclusión y utilización de esta y también de lo que significaría estar fuera o hacer uso de ella.
Desafíos y amenazas
La brecha en el acceso a la tecnología avanzada entre diferentes grupos socioeconómicos es un fenómeno que refleja las profundas desigualdades existentes en nuestras sociedades contemporáneas. A pesar de los esfuerzos realizados durante décadas para cerrar la “brecha digital”, las disparidades en el acceso a las tecnologías de última generación como la Inteligencia Artificial (IA) persisten, afectando de manera desproporcionada a los grupos más vulnerables.
Esta brecha no se limita únicamente a la falta de acceso a dispositivos o a la conectividad a Internet. Se manifiesta también en las diferencias en habilidades y prácticas socioculturales que permiten a los individuos participar de manera efectiva en el entorno digital. Por ejemplo, aquellos con mayores recursos económicos suelen tener acceso a una educación de calidad que les proporciona las competencias necesarias para utilizar la tecnología de manera eficiente. En contraste, los grupos de menores ingresos pueden enfrentar barreras significativas que limitan su capacidad para aprovechar las oportunidades que ofrece la digitalización.
Artículo completo en la edición impresa de Le Monde Diplomatique.