Corrupción Asintomática, aquella que jamás duele mientras daña

Para ese cáncer intestinal que crece sin causar dolor, el incendio forestal que se propaga en el subsuelo turboso sin emitir humo y aquella grieta glaciar bajo el hielo que se ensancha sin hacer ruido; existe un equivalente en la gestión pública: la Corrupción Asintomática. Es ese abuso de poder que se consolida de manera tan sigilosa como robusta. No huele, no cruje, no se ve. Y después de un largo rato, cuando accidentalmente se llega a descubrir y se convierte en escándalo, la ciudadanía suele preguntar: “¿Cómo nadie se dio cuenta?”. La respuesta es dura, pero obvia: porque la Corrupción Asintomática se dedicó, precisamente, a eliminar la capacidad de darse cuenta.
Lunes, Diciembre 15, 2025 - 15:45